Ya nadie vive en La Esperanza, mi abuelo Ricardo Arreola, mi madre Hermelinda Arreola y un servidor fuimos los ultimos habitantes de este ranchito que cosistia de tres casitas con sus corrales de piedras. Para tener acceso al sistema escolar, se tenia que viajar a Miguel Hidalgo (Viborillas) solo la primaria, y a Donato Guerra para la secundaria.